La
rana Mariana es así de pequeña, con ojos así de grandes y es de
color lavanda, excepto un lunar amarillo justo entre sus enormes
ojos.
Vive
Mariana en una laguna de cuyo nombre no tengo idea ninguna. Y duerme
la rana dentro de una rosada flor de nenúfar.
Mariana
es elegante y refinada, presumida y avispada. Soñadora y alocada,
divertida y trastocada... y está perdidamente enamorada del rano
Cayetano que se acaba de mudar a la laguna de cuyo nombre no
tengo idea ninguna.
Es
Cayetano un rano sano y galano. Gran deportista y genial
equilibrista. Anda siempre muy ufano... y está convencido de que es
un apuesto príncipe a quien una malvada bruja ha transformado en un
rano lozano.
Sale
Mariana a pasear cada mañana con sombrilla, sombrero, guantes y
monedero. Y cada mañana, pasito a pasito, muy despacito, sin prisa
ninguna, rodea la laguna para ir a visitar al rano Cayetano antes de
la hora de almorzar.
Dedica
Mariana un ratito a escuchar al joven rano que le cuenta sus penas
mientras le toma la mano. Luego juegan, pasean, comparten unas ricas
moscas y, al llegar la tarde, pasito a pasito, muy despacito, sin
prisa ninguna, la rana rodea la laguna para a su casa regresar.
Pero
por mucho que Mariana suspire y sueñe, por mucho que se empeñe, el
rano Cayetano sigue persiguiendo princesas en busca de un beso de
amor que le devuelva la que él cree que es su auténtica y
principesca forma.
Pasó
más de un año antes de que el rano, por fin, consiguiera que una
princesa aceptara besarle... Y no ocurriera nada. Cayetano,
confundido y aturdido, pidió a la princesa que volviera a
intentarlo... Y siguió sin ocurrir nada de nada. Una tercera vez
hizo un intento la ya enfadada princesa... Pero nada de nada de nada:
el rano continuó siendo un rano.
La
princesa se marchó enfurecida y Cayetano, abatido, se fue pasito a
pasito, muy despacito, sin prisa ninguna, rodeando la laguna hasta la
casa de su amiga. Mariana le sirvió un té de lilas, se sentó con
él en el porche, y pasaron la tarde charlando . Tan bien se sintió
Cayetano que, al poco rato, había olvidado sus penas y reía como si
nada hubiera pasado.
Y
llegó la noche, y salió la Luna, y Mariana y Cayetano, la miraban
ensimismados y callados. Y el rano, sin saber por qué, miró a
Mariana y la rana, sin saber la razón, miró a Cayetano y, sin decir
una palabra, la rana y el rano se dieron un largo beso....
Si
este fuera un cuento como debe ser, aquí se acabaría la historia
con un “desde entonces, nunca se separaron y, al cabo de un tiempo,
se casaron, tuvieron muchos renacuajos y fueron muy, muy felices”.
Pero es que este no es un cuento normal así que lo que ocurrió
cuando se dieron el beso fue lo siguiente:
Una
extraña luz cubrió a Mariana y Cayetano. La luz se hizo cada vez
más intensa, el aire se llenó de olor a magia, la brisa se volvió
viento. Duró esto un buen rato y cuando, finalmente, amainó el
viento, se esfumó el olor y desapareció la luz, se pudo ver a
Cayetano jadeando asustado y, a su lado, con cara de sorpresa, a
Mariana que ya no era una rana sino una hermosa, hermosísima,
princesa.
Se
miraron Cayetano y Mariana durante largo rato, hasta que la princesa
le contó su historia, una historia que ella no había recordado
hasta recuperar su auténtica forma y que no voy a contar porque es
la misma de siempre -bella princesa, bruja malvada, hechizo...- con
la diferencia de que, en lugar de enamorar a un príncipe, Mariana
debía lograr enamorar a un rano.
¿Que
si Mariana se quedó con Cayetano? ¡No, no, qué ocurrencia! Mariana
volvió a su palacio, como es natural. Y al poco tiempo se casó con
un apuesto príncipe, como debe ser, faltaría más.
¿Que
si Cayetano se quedó muy triste? Bueno, quizás un poco pero no
mucho y, al poco tiempo, conoció a una ranita muy bonita se casó
con ella como es natural, faltaría más.
Cada
uno siguió con su vida, como tiene que ser pero... Cada noche de
luna llena, como aquella del mágico beso, Mariana y Cayetano, se ven
junto a la laguna de cuyo nombre no tengo idea ninguna para charlar,
para croar y para compartir unos deliciosos pastelitos de moscas y un
exquisito té de lilas....