sábado, 28 de diciembre de 2013

El Sr. Invierno



Sentado en un banco, enfurruñado y tristón, nos encontramos hace poco al Sr. Invierno.
Despacito y con cuidado, para no enfadarlo, nos fuimos acercando hasta sentarnos a su lado y Pedrín, que es el menos tímido de los tres, le preguntó:
-¿Qué le pasa Don Invierno?
-¿Por qué está tan serio? -preguntó Pablín.
-¿Por qué tiene esa cara de vinagre? -Pregunté yo también.
Y el Sr. Invierno, dando un suspiro que casi nos deja congelados, dijo con voz helada:
-Porque no le caigo bien a nadie -Y las palabras, según salían, caían al suelo convertidas en hielo.
-Eso no es cierto -dijo Pedrín enseguida.
-A nosotros nos cae muy bien -Dijo también Pablín.
-Bueno... a mí no tanto... -dije yo y no sé por qué me miraron todos tan raro.
El Sr. Invierno, intentó negar con la cabeza pero le costó mucho porque lleva como unas quince bufandas y así no hay quien mueva el cuello pero, vamos, que nosotros lo entendimos.


-Pues seréis los únicos -y una letra “s” casi se me cae encima del pie -. Porque yo no oigo más que quejas.
Y entonces, Pedrín se levantó, lo tomó de una mano o, mejor dicho, de uno de los cinco pares de guantes que llevaba puesto y dijo:
-Venga, venga usted con nosotros que le vamos a enseñar que hay gente a quienes cae muy bien.
-Eso, eso -dijo Pedrín, cogiéndolo de la otra mano llena de guantes.
-Si no queda más remedio... -dije yo sin cogerlo de ningún lado porque ya no le quedaban manos ni guantes que coger... y otra vez me miraron raro, no sé por qué.
Empujándolo y animándolo lo llevamos por todo el pueblo y le enseñamos a nuestros amigos jugando con los trineos, haciendo muñecos de nieve y lanzándose bolas (también de nieve, claro).
-¿A qué os gusta el invierno? -preguntó Pedrín.
Y todos respondieron a coro:
-¡Síiiiiiiiii!
Le enseñamos, también, a la gente sentada en casita, disfrutando del calor, con la familia o los amigos.
-¿A que no está mal el invierno? -preguntó Pablín.
Y todos respondieron a la vez:
-¡Síiiiii!

Lo llevamos a tomar chocolate calentito en una cafetería y le enseñamos cuanta gente había allí.
-¿A que mola el chocolate? -pregunté yo.
Y todos respondieron:
-¡Síiiiii!
Y no sé por qué Pedrín, Pablín y el invierno, volvieron a mirarme raro.
Después de todo este paseo, volvimos al banco. El Sr. Invierno ya no parecía tan triste.
-¿Ve como hay gente que disfruta con usted? -preguntó Pedrín, que siempre tiene que ser el primero.
-Sí -dejó caer el Sr. Invierno.
-¿Ve como hay a quien le cae bien? -preguntó Pablín, que no puede estarse callado.
-Lo veo -contestó el Sr. Invierno.
-¿Nos podemos ir ya? -pregunté yo, que siempre soy al que miran raro.... y aún no sé porque me lanzaron tantas bolas de nieve...


                                       

2 comentarios:

  1. Querido Nuevo Año 2014, estás a punto de nacer y el mundo por entero se amontona en la sala de espera contigua al paritorio con los ojos de la esperanza puestos en ti. Pero tendrás una vida tan corta y una carga de plomo tan grande sobre la espalda de tu almanaque que a buen seguro te será imposible acabar con todos los males terrenales que en herencia te han dejado los calendarios desgajados. Pero sí que podrías llegar a ser un buen año, el mejor de todos, el pionero de la saga de tus herederos, si propusieras ciertos cambios que tanto necesita este planeta color príncipe de cuento.
    En primer lugar, podrías hacer uso de una balanza, no hace falta que sea muy grande sólo que haya sido bien calibrada, para que se repartan por igual el agua y los alimentos entre todos los habitantes, sin atender a razas, nacionalidades ni religión.
    En segundo lugar, te recomiendo una buena escoba de las que están hechas con hojas secas de palma, las usadas por barrenderos porque son las que mejor se llevan la suciedad más acumulada. Pues bien, con una de ésas podrías barrer las grandes injusticias que a diario soportan los sectores más débiles de la población: ancianos, niños, enfermos y minusválidos, como consecuencia de la avaricia y egoísmo de las clases de poder.
    Y, en tercer lugar, ¿Podrías hacer que los dictadores y amigos de las guerras nacieran sin ombligo? Así dejarían de mirárselo y, quizás, tal vez, se fijaran en el ombligo de las posibles víctimas.

    Apenas unas contracciones más y te tendremos muy pronto en nuestros brazos. Todas las esperanzas puestas en ti.

    BIENVENIDO Y FELIZ 2014.


    http://lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/

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  2. PRECIOSO COMO TODOS , nos encantan con nuestras peques este tipo de historias.. gracias por crearlas !!!!!!!!! y compartirlas ..

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