martes, 29 de octubre de 2019

Es hora de dormir

Es ya hora de dormir,
dejad los juguetes ya,
si él os oye jugar,
mañana no estaréis aquí.

Es hora de ir a la cama,
que no os pille el alba,
si él os llega a olfatear
no escapareis jamás.

Es hora de ir a soñar,
dejadlo todo como está,
si él os llega a ver
mucho os va a doler.







Meteos bajo las mantas
cubrios muy bien las caras,
que ni una de sus manos
pueda llegar a tocaros.

Ni un pie colgando,
ni una mano asomando,
ni un ojito mirando,
que él está vigilando.

Es ya hora de dormir,
es hora de ir a la cama,
es tiempo de ir a  soñar,
que él no vea, no huela,
ni oiga, ni toque, ni pueda
arrastraros a su vera...




martes, 22 de octubre de 2019

La mansión



Vivo en esa mansión, 

la de las paredes rojas, 


la del tejado marrón, 


esa destartalada, 


esa de ventanas rotas, 


esa que está encantada 


y os asusta un montón. 


Vivo en esa mansión, 


la que miráis asustados 


desde vuestra habitación. 


La que en noches de tormenta 


os da aún más pavor. 


La que da rienda suelta 


a vuestra imaginación. 




Vivo en esa mansión, 

con una bruja piruja. 


dos vampiros despistados, 


tres fantasmas granujas, 


cuatro esqueletos cansados, 


cinco zombis con agujas, 


y seis demonios requemados. 


Vivo en esa mansión, 


la que os da tanto terror, 


la que os asusta tanto 


que ni el más valentón 


se atreve a acercarse a un metro. 




Vivo en esa mansión, 

y en la noche de muertos, 


lo que vosotros usáis de disfraz 


para nosotros es lo normal. 


Vivo en esa mansión,  


la de las paredes rojas, 


la del tejado marrón,  


esa de ventanas rojas 


y esta noche se me antoja 


invitaros a venir 


a nuestra fiesta de Halloween. 


Os prometo y aseguro 


que os vais a divertir. 





sábado, 13 de julio de 2019

Mauricio Molero

 


Mauricio Molero 
molía el maíz
y con la otra mano
movía su nariz.

Mauricio Molero
molía el millo
y con la otra mano
manejaba el martillo.

Mauricio Molero
molía el mijo
y con la otra mano
mecía a su hijo.


Mauricio Molero,
molía la avena
y con la otra mano
mojaba la arena.

Mauricio Molero
molía cebada
y con la otra mano
medía y marcaba.

Mauricio Molero
molía y molía
y con la otra mano
mil cosas hacía.

lunes, 22 de abril de 2019

El duende del sueño


Me meto en la cama,
me tapo hasta la nariz.
cierro los ojos
es hora de dormir.
Pero el duende del sueño,
hoy tarda en venir.
Espero y espero,
y vuelvo a esperar.
El duende no llega,
¿qué le pasará?
Giro a la derecha,
luego a la izquierda,
me pongo boca arriba
y sobre mi barriga,
miro al techo,
a la puerta,
la ventana,
la cortina...
Nada, que el duende no llega,
¿qué le ocurrirá?



Parece que lo oigo,
ay, que va a llegar.
¡Juguemos al escondite! —le escucho gritar.
Yo estoy muy cansada,
no quiero correr
ni tampoco saltar,
quiero seguir en la cama,
dormir y descansar.
Pero el duende del sueño hoy quiere jugar
¡Juguemos al escondite! —grita sin parar.
Hoy no me apetece,
prefiero descansar,
mira que mañana
debo madrugar.
Pero el duende del sueño no quiere trabajar.
¡Juguemos al escondite! —vuelve a gritar.
Y sale corriendo,
veloz como el viento,
a esconderse bajo un asiento.



Estás bajo la silla —le digo en un bostezo.
El duende del sueño ríe con regocijo
y sale disparado,
a buscar otro escondrijo.
Estás en el ropero —le digo al arrapiezo.
Y sin dejar de reír,
se busca otro cobijo.
Se mete bajo la cama,
se esconde tras las cortinas,
se enreda con mi pijama,
yo todo lo adivino y él no se desanima.
De vez en cuando le llamo,
por ver si me hace caso:
Ven, duende bonito,
ven, duende gracioso,
trae contigo al sueño,
te prestaré mi oso.



Ven, pequeño duende,
ven, duende chistoso,
trae el sueño, atiende,
quiero cerrar los ojos.
Pero nada, no hay manera,
él erre que erre,
corre, grita, salta, vuela,
tan feliz y tan alegre.
Se esconde sobre la lámpara,
se mete bajo mi manta,
yo intento atraparlo,
pero siempre se me escapa.
Y entonces se me ocurre
que si dejo de jugar
y el duende se aburre,
a lo mejor, puede ser, quizás...
Dicho y hecho,
hecho y dicho,
me quedo muy quieta,
mirando hacia el techo,
mientras de reojo al duende vigilo.
El duende del sueño,
comienza a aburrirse,
se sienta, bosteza,
me mira, se estira,
se rasca la cabeza,
pero no se anima.
Traer el sueño hasta mi almohada
le da mucha pereza.



¿Y ahora qué invento? —pienso para mí.
Si el duende no viene,
si el duende no quiere,
si el duende no se acerca a mí,
tendré que buscar otro modo
de poder dormir.
Me contaré una historia —digo para mí.
Y me cuento el cuento
de los piratas del desierto,
que nunca han visto el mar.
El duende del dueño mira boquiabierto.
Luego cuento la historia
de la princesa que atrapó un dragón,
y el de la caja de cartón,
y el del dragón gruñón....
Y poquito a poquito
el duende se aproxima
se sube a mi cama
y a mi lado se ovilla.
Y con él llega el sueño.
qué maravilla.
Y poquito a poquito
mis ojos se cierran,
el sueño me lleva
a países lejanos,
a lejanas tierras.
El duende,
muy cansado,
a mi lado se queda,
dormidito,
quietecito,
hecho un ovillito.
¡Buenas noches,
noches buenas!



 Pilar, la osa polar, ha salido a patinar, con su patinete nuevo.