El paraguas rojo

Érase que se era una sombra. Una sombra curiosa. Una sombra fantasiosa. Una sombra soñadora. Una sombra nada normal. Una sombra que no quería arrastrarse por el suelo, ni pegarse a las paredes, ni ser de un color tan feo. Una sombra que soñaba con volar, viajar por todo el mundo y ser de muchos colores. Una mañana lluviosa esta sombra tan curiosa, soñadora y fantasiosa se encontró con un paraguas. Un paraguas precioso. Un paraguas enorme, de color rojo rabioso. Era tan bonito y tan rojo que la sombra no podía dejar de mirarlo. Se acercó a él. Despacito. Con cuidado.
Lo cogió con las dos manos y, justo en ese momento...
Lo cogió con las dos manos y, justo en ese momento...