viernes, 20 de enero de 2017

Nico Perico

Una mañana, fría y lluviosa,
Una mañana nublada y ventosa,
Nico Perico perdió su pico,
a eso de las ocho y cinco,
cuando el viento, de un solo tirón,
se lo quitó y se lo llevó.

Nico Perico, corrió y corrió,
tras aquel viento tontorrón.
-¡Trae acá mi pico,
viento antipático!
-¡Devuelve mi pico,
viento cabezón!

Pero el viento no hizo caso,
y siguió volando sin detener el paso,
llevando el pico bajo su brazo
hasta el cielo, alto, muy alto.
Tan alto que Nico Perico ya no lo vio.

Nico Perico lloró y lloró:
-¿Sin mi pico qué haré yo?
Y pasó el lunes, y llegó el martes,
el miércoles al jueves paso dio,
amaneció el viernes,
despertó el sábado
y el domingo llegó y pasó,
y Nico Perico seguía llorando,
moqueando y suspirando.
-¿Sin mi pico, qué haré yo?

Su amigo Tico, harto de llanto,
le dijo a Nico: -¡No es para tanto!
Si quieres tu pico,
en vez de llorar,
ve donde el viento,
las cosas que se lleva suele dejar,
con un poco de suerte
seguro que lo encontrarás.

Nico Perico dijo a su amigo:
-¿Cómo no se me había ocurrido?
¡Vamos ahora mismo a buscar mi pico!
Y juntos se fueron Nico y Tico
en busca del pico del perico,
muy contentos y alegres los dos pajaricos.

Pronto llegaron al pie de la montaña
donde el viento deja todo lo que apaña,
y allí se encontraron montones de cosas
de las más normales a las más curiosas:
zapatos, pelucas, sombreros, castañas,
bufandas, paraguas, tres dentaduras, una lasaña,
macetas, pañuelos, gafas y varias arañas con legañas.

Y en un montón, bien apiñados,
docenas de picos, allí abandonados
por el loco viento
y su loco aliento.
Nico y Tico buscaron y rebuscaron,
entre aquellos picos de lo más variado:
picos muy pequeños y picos alargados,
picos chatos y picos afilados,
picos amarillos, negros y colorados,
picos de todos los colores, formas y tamaños.
Hasta que, por fin, ya casi agotados,
en el último montón y medio tapado,
encontraron el pico de Nico Perico.

¡Al fin Nico Perico recuperó su pico,
el que había perdido una mañana a las ocho y cinco,
cuando el viento, de un solo tirón,
se lo quitó y se lo llevó.


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