Delia Noelia tiene unas botas de agua de color rojo.
Y un chubasquero del mismo color.
Y un paraguas de un rojo muy chillón.
A Delia Noelia le gusta la lluvia.
Y le gusta bailar a su son.
Y saltar en los charcos, o de uno en uno, o de dos en dos.
Y contar las gotas que caen en el balcón.
Y dormirse poquito a poco con su canción.
Delia Noelia, como es otoño, cada mañana se lo pone todo:
su chubasquero, sus botas, su paraguas y hasta un gorro.
-¿Cuándo llueve? -pregunta la niña- ¿Cuándo lloverá, mamá?
Pero su madre no sabe cuando la lluvia caerá.
Delia Noelia, como es otoño, cada mañana, buscando la lluvia, mira al cielo:
-¿Cuándo lloverá, abuelo?
Pero el abuelo no sabe cuándo lloverá.
Delia Noelia, como es otoño, espera, desespera y vuelve a esperar,
pero la lluvia no quiere llegar.
Sentada en el parque con su chubasquero,
su paraguas rojo, sus botas y su perro
Delia Noelia mira al cielo,
a las nubes, a su padre y señala con el dedo:
-¿Cuándo lloverá, papá?
De pronto, una gota, la moja al pasar.
-Pues parece que ahora mismo va a empezar.
Y tras la primera, vino la segunda
y, corriendo, corriendo, llega la tercera.
la cuarta, la quinta, la sexta...
En un momento cae un chaparrón.
Delia Noelia abre su paraguas,
sube la capucha de su chubasquero
y, con gran entusiasmo, baja al suelo,
para saltar, bailar y cantar.
Delia Noelia con sus botas de agua de color rojo,
su chubasquero del mismo color,
y su paraguas de un rojo muy chillón,
disfruta de la lluvia,
baila a su son,
y salta los charcos, o de uno en uno,
o de dos en dos.