No hay nada que dé más orgullo
a una bruja aprendiza
que el que le pongan por vez primera
el sombrero puntiagudo.
No hay nada que dé más orgullo
a una bruja aprendiza
que el que le pongan por vez primera
el sombrero puntiagudo.
Ingredientes para receta de tarta de fresas y uvas:
Comer niños ya no se estila.
Es así hace la tira.
Está mal visto.
Son indigestos.
Provocan acidez.
Atraparlos es muy cansado.
Y, encima, dejan el guiso lleno de ropa.
Cuida tu vestuario,
no me seas adefesio,
que si te vistes hortera,
no te tomarán en serio.
Negro siempre el vestido,
negro el sombrero también,
negras botas,
negras medias,
negro todo de la cabeza a los pies.
Ni aquelarres, ni aquelarros,
olvida esas tonterías,
para reunirte con amigas
y echar unas buenas risas,
una fiesta de pijamas.
una lucha de almohadas,
muchos saltos en la cama,
y un buen baile en plan corista.
Por muy rápida que seas,
por bien que sepas volar,
si compites contra un pájaro,
siempre te va a ganar.
Cosas imprescindibles en un viaje:
- La escoba, indispensable, sin ella no puedes volar.
- La maleta, por supuesto, con faldas, vestidos, enaguas, abrigos, delantal,
y todo negro muy negro, negro a rabiar.
- El sombrero puntiagudo, eso a una bruja no le puede faltar.
- Un trébol para la buena suerte, no lo vayas a olvidar.
- La poción contra el mareo, que la vas a necesitar.
- Un cascabel por si hay niebla que se sepa donde estás.
Si quieres seguir siendo elegante,
etiqueta bien los tarros,
no vuelvas a confundir el té,
con la poción menguante.
La historia que voy a contar me la contó quien puede contarla.
La historia que voy a decir me la dijo quien puede decirla.
Si es mentira o es verdad, serás tú quien lo decida.
Yo creo que es cierta porque me la contó quien la puede contar, me la dijo quien puede decirla.
Me contó, pues, quien puede y quien sabe que, existía -existe- un país llamado, según algunos, Fantagia, según otros Magasia y, según alguno más Fantilusia. En realidad nadie, absolutamente nadie, sabe cómo se llama este maravilloso país, ni los sabios más sabios, ni los tontos más tontos, ni tan siquiera sus habitantes. Ellos, sencillamente, lo llaman hogar y con eso les basta.
En este extraordinario país habitan brujos (y brujas), magos (y magas), hechiceros (y hechiceras), encantadores (y encantadoras), nigromantes (¿y nigromantas?), hadas (¿y hados?), augures y clarividentes. También viven duendes, elfos, silfos, gnomos, dragones, trolls, algún que otro ogro... en fin, cualquier criatura mágica que conozcas y hasta más de una que no conoces.
La brujita fantasmita no da miedo, ni miajita.