La luna alucina
le ha salido un lunar,
un lunar lunado,
justo en este lado,
el que todo el mundo mira.
La luna usa polvos
de blanco lunar,
lunar de luna,
no lunar de lunar,
para tapar su lunar,
lunar de lunar,
no de luna lunar.
La luna alucina,
¡no lo puede quitar!
El lunado lunar
con nada se va.
La luna usa un velo,
para su cara 0cultar,
y tapar bien tapado
ese feo lunar.
Con una ligera niebla,
tan leve como la seda,
esconde su cara
de luna lunera, cascabelera.
Pero el viento, despistado,
que de nada se entera,
llega, sopla distraído
y a la luna desvela.
La luna alucina,
¡así no hay manera!
El lunar lunado
todo el mundo verá.
La luna,, avergonzada,
un poco alelada.,
esa noche se tapa,
se esconde,
se gira enfurruñada,
para que nadie vea
su lunado lunar,
tan negro,
tan feo,
tan fuera de lugar.
El lúcido lucero,
que a su lado está,
intenta animarla:
—Pues no está tan mal.
Te da otro aire,
como más casual.
La lunera luna lo mira,
suspira,
pero no se gira.
—Venga, mírate en el mar,
verás que no es tan horrible
el dichoso lunar.
La luna, enfurruñada y ceñuda,
se mira en el agua,
se queda parada,
se mira, se remira,
se vuelve a mirar...
Tiene razón el lucero,
ese lunar, no está tan mal.
La luna alucina,
le encanta su lunar,
el lunar lunado,
justo en este lado,
el que todo el mundo mira.