Pilar, la osa polar,
ha salido a patinar,
con su patinete nuevo.
El caracol Col Col siempre ha querido ser como Santa "Clos"
y llevar regalos a todos Los infantes
pensantes o no pensantes.
Este año ha puesto todo su empeño en conseguirlo.
Por eso empezó a moverse en septiembre.
Veremos si es capaz de acabar en diciembre.
algo torpe, un poco mema
y con mucha mala pata.
Ella intenta hacer amigos
pero siempre se las arregla
para que huyan dando gritos.
Cuando Tarek despertó,
dijo «Hola», muy educada,
al señor explorador
que la miraba atento..
En lugar de contestar
con la misma educación
el señor gritó y gritó
y de allí salió corriendo.
Cuando intentó salir
de su pequeño sarcófago
se le engancharon las vendas,
se cayó de nariz
y allí quedó, espatarrado..
Luego se perdió
buscando la salida.
‘¡Menudo laberinto,
a quién se le ocurriría!
Cuando al fin llegó a la puerta,
casi le da un mareo,
porque el calor que había afuera,
más que calor era fuego.
Al rato se encontró
con un señor a camello
al que también saludó
con el mismo resultado
que la vez anterior.
Tras mucho tiempo andando
avistó otra pirámide
y en la puerta otra momia
que se le quedó mirando..
Se acercaron, se miraron,
se dieron un fuerte abrazo,
ambas sus penas contaron
y se gustaron mazo.
Ahora ya son dos momias:
Tarek y Gloria.
Las dos torpes,
las dos memas,
las dos con mala memoria.
Las dos muy educadas
y con una pata muy mala.
lo mejor es darse un baño
que relaja, da alegría,
y no hace ningún daño.
Yo lleno toda la taza
de agua bien caliente
luego le pongo el té
y me meto hasta la panza.
Con la taza calentita,
con el agua templadita,
se me cierran los ojitos
Y me quedo dormidito..
No, qué va, no he engordado,
no he ganado nada de peso,
la báscula se ha quebrado,
porque es floja, es por eso.
Vale, sí, tengo más panza,
pero son gases acumulados
y la ropa se ha encogido
al lavarla, eso ha sido,
pero miente la balanza,
al decir que mi peso ha aumentado..
Que no insistas, so pesado,
que no pienso dejar las golosinas,
ni abandonar los asados,
no voy a llorar por las esquinas,
por no comer helados.
Que no, que no he engordado,
no he ganado nada de peso,
la báscula se ha quebrado
porque es floja, es por eso.
Hola, buenas, aquí estamos,
los monstruos de los armarios,
los que duermen bajo la cama,
los que en las sillas esperan, descansados..
Hola, buenas, hemos llegado,
¿Es aquí la fiesta de don Monstruo Pequeñín?
Ya ve que llego cargado.,
me gustaría descansar un pelín.
Hola, buenas, sí, sí, ya llegamos,
y ahora si no le importa,
¿Un refresquito de cola?
Es que llego muy cansado,
de llevar a éstos a piola.,
me gustaría sentarme y descansar un rato.
Hola, buenas, aquí estamos,
los monstruos de los armarios,
los que duermen bajo la cama,
los que en las sillas esperan, descansados..
Nunca volveré a invitar
a don Monstruo Zampabollos.
Ha empezado a zampar
y se lo ha comido todo:
los cubiertos, mis juguetes,
un insecto despistado,
diez calcetines, tres muelles
y hasta un par de candados.
¿Os gusta mi margarita?
No sé cómo llegó hasta aquí.
Podía haberla quitado
eso me dijo Mimí,
pero es tan bonita,
estoy tan encantado,
que preferí cuidarla.
Todo monstruo que se precie
se debe a diario duchar,
y lavarse bien los dientes,
no se te vaya a olvidar,
que una cosa es dar miedo
y otra ser un guarrete.
En la noche de brujas,
en la casa de la colina,
tres fantasmas
se esconden en las esquinas.
Tienen miedo, mucho miedo,
tienen pavor y terror,
tienen más miedo que tú y que yo.
Hoy los niños andan sueltos,
disfrazados y revueltos.
Ruidosos y peligrosos,
gritones y molestones.
Si los llegan a encontrar
la que se iba a liar,
con sus risas, con sus bromas,
con sus gritos, con sus cosas.
Por eso los tres fantasmas,
en la casa de la colina,
se esconden por las esquinas
en esta noche de brujas.
Algo se arrastra.
Algo se sacude y se menea.
¿Algo llora y berrea?
Con mucho cuidado,
y con mucho miedo,
me pongo boca abajo,
y miro con temor.
¿Qué es eso ahí abajo?
¡Un monstruo!
Un monstruo enano.
Un mini monstruo.
Un monstruo retaco.
Bajocde la cama,
me siento a su lado
y le pregunto si le ocurre algo.
Me dicebque está triste,
triste y apagado
porque es tan pequeño,
tan enclenque y enano,
que no da ningún miedo.
Que los demás monstruos,
de él se burlaban.
Y ninguno de ellos a él se acercaba.
¡Pobre monstruito!
¡Qué pena me dio!
Le doy un gran abrazo,
un abrazo enorme.
—A partir de ahora —
digo al monstruito.
—Yo seré tu amigo,
por siempre jamás.
El pequeño monstruo,
sonríe encantado.
Y se va feliz,
feliz y animado.
Y yo me vuelvo a mi cama,
feliz y cansado.
Dentro de mi armario
he encontrado un monstruo.
‒¿Mami, me lo puedo quedar?
Vendrá al colegio conmigo
y en el recreo jugaremos juntos,
Será muy divertido,
la mar de entretenido.
‒¿Mami, me lo puedo quedar?
Le he prestado un juguete,
mi preferido
y le he puesto el collar
el de mi perrito,
aquel que se perdió,
aquel tan lindo.
‒¿Mami, me lo puedo quedar?
Es un monstruo bueno,
quiere ser mi amigo,
es un poco memo,
pero yo lo cuido.
‒¿Mami, me lo puedo quedar?
Le da miedo el armario,
porque está muy oscuro
y está muy solito.
No hace daño ni a los mosquitos.
Mami, mami, por fa, ¿me lo puedo quedar?
La brujita fantasmita no da miedo, ni miajita.