Era de noche, como todas las noches.
Y estaba muy oscuro, como todas las noches.
En el bosque no se oía nada, como todas las noches.
Y el cielo estaba lleno de estrellas, como todas las noches.
En un árbol, como todas las noches, un pequeño búho de ojos muy grandes bostezaba.
-Uuu... Uuu.. -dijo como todas las noches- Uuu... Uuu... ¡Hay que ver cómo me aburro!
Como todas las noches, el pequeño búho giraba su cabeza buscando algo que lo divirtiera.
-Uuu... Uuu... -volvió a decir como todas las noches- Uuu... Uuu... Aquí no hay nada divertido.
En su árbol de todas las noches, el pequeño búho ululaba, como todas las noches, bostezaba, como todas las noches y se quejaba como todas las noches.
Un pequeño ratoncito que pasaba por allí todas las noches harto de escuchar los mismos lamentos todas las noches, dijo:
-Pues si tanto te aburres, haz algo diferente, pedazo de tonto. -y corrió a esconderse.
-¿Hacer algo diferente? -preguntó con los ojos muy abiertos el pedazo de ton... digo, el pequeño búho.
-Sí -respondió el ratoncito sacando el hociquito-, algo diferente, algo distinto, algo nuevo.
-¿Cómo qué? -dijo el pequeño búho moviendo la cabeza por entretenerse un rato.
-Como volar por el bosque -dijo el ratoncito con aire de listillo-, o hacer nuevos amigos, o contar estrellas, o inventar historias, o leer un libro... O cualquier otra cosa que no sea quejarte.
-Parece buena idea -dijo el búho.
-Pues claro que lo es -respondió el ratoncito y se largó corriendo tan contento.
El pequeño y tonto búho se quedó muy quieto, con cara de pensar y los ojos muy abiertos.
-Podría probar a hacer cosas nuevas -dijo-, pero no ahora, puede que mañana.
Y en su árbol de todas las noches, el pequeño búho ululó, como todas las noches, bostezó como todas las noches y se quejó como todas las noches:
-Uuu... Uuu... ¡Hay que ver qué aburrimiento! Uuu... Uuu...