Hila la lila gotas de rocío, el hada Clara sacude sus alas y se eleva apartando los frágiles hilos que hila la lila.
Vuela el hada Clara sobre el río y el lago y, de puntillas sobre las olas, hace reverencias a las elegantes grullas y recogiendo las burbujas que tras sí los peces dejan, se hace un collar, una pulsera y hasta un fular.
Hila la lila gotas de rocío, el duende Vicente - nadie dijo que los seres fantásticos tuvieran nombres fantásticos... - da tres volteretas, una pirueta, cinco zapatazos y, de un salto, atraviesa los frágiles hilos que hila la lila.
Corre el duende Vicente hacia el prado dorado por el sol de la mañana y, trepando a la flor más cercana, la más alta, la más galana, grita, arma jarana, despierta a las perdices, las alondras, los gorriones... Y entre trinos y aleteos, gritos y jaleo, el duende Vicente recoge plumas y se hace un sombrero.
Hila la lila gotas de rocío, la bruja Maruja se arregla la falda, se ajusta el corpiño y, moviendo la escoba de izquierda a derecha, con delicadeza y sumo cuidado, acaricia los frágiles hilos que hila la lila.
A grandes pasos se acerca Maruja la bruja al claro del bosque y, barriendo las hojas caídas, recogiendo las ramas partidas, cantando y bailando, da los buenos días a conejos y ardillas, al lobo que vigila, al búho que se adormila. Y recoge la bruja Maruja hierbas y flores, y setas y cosas misteriosas que lleva a su casa y guarda en potes y botes.
Hila la lila gotas de rocío, la Luna da los buenos días al Sol y, como cada aurora, se lleva los hilos que hila la lila para tejer, en la noche, su manta de estrellas. El Sol, entretanto, juguetea y se recrea con el frío rocío.
Hila la lila gotas de rocío y, mientras se agotan las últimas gotas, aumentan los gritos, los cantos, los ruidos.
Hila la lila las últimas gotas de rocío y la vida retoma a su rutina.
Y así, mientras la lila hila los últimos hilos, comienza la mañana en este pequeño mundo, con la Luna que se retira, con el Sol que aparece, con el hada que revolotea, el duende que corretea, la bruja que “recolectea” y, sobre todo, con el continuo hila que te hila de la lila.
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