Aura no quiere comer. Su plato está lleno de verduras y Aura odia la verdura.
Aura está segura de que ella tampoco le cae bien a la verdura.
Aura mira fijamente a las repugnantes hortalizas y sabe que ellas también la están mirando.
Su madre le dice:
-¡Vamos, come!
La niña mueve su tenedor lentamente rumbo al plato. Y, de pronto, los tres o cuatro brotes de brócoli, de un salto, se ponen en pie. Parecen un pequeño bosque sonriente. Porque los brotes de brócoli sonríen, y se ríen, y luego giran y bailan cogidos de las manos. Aura intenta pillarlos con el tenedor pero los pequeños árboles de brócoli se retuercen, se curvan, se encogen, se estiran, se escabullen...
-¡Cachis, así no hay manera!
Su madre vuelve a insistir:
-¡Vamos, cómete esa verdura!
Aura lo intenta con la berenjena. Pero... Las dos mitades se levantan, se juntan y se contonean, parece una bailarina oriental bailando la danza del vientre. Sus pequeños bracitos se agitan de un lado para otro sin parar, saluda a la niña, le hace burlas. Aura intenta pinchar a la morada berenjena pero la muy escurridiza se retuerce, se curva, se encoge, se estira, se escabulle...
-¡Cachis, así no hay forma!
Su madre le repite:
-¡Vamos, vamos, que es para hoy!
Aura traga saliva y, tenedor en ristre, la emprende con el calabacín... o lo intenta. Porque, de repente, sin aviso, las pequeñas rodajas del verde calabacín se ponen a rodar por todo el plato, rebotando y saltando sobre las otras verduras; girando y girando a toda velocidad. Aún así, Aura lo intenta pero, nada, es imposible, los pequeños discos verdes y blancos, se retuercen, se curvan, se encogen, se estiran, se escabullen...
-¡Cachis, así no hay quien pueda!
Su madre le da un nuevo aviso:
-¡O las comes ahora o las tendrás de merienda... y de cena... y de desayuno... así hasta que te las acabes comiendo!
Aura mira enfadada a las verduras. Coge el tenedor con firmeza y se lanza a por ellas. Pero... ¿Qué pasa ahora? . Las verduras de su plato están montando un auténtico alboroto, una fiesta, una gran, gran juerga. Los regordetes tomates y los delgados espárragos se unen para cantar a coro divertidas canciones. La berenjena sigue con su baile exótico. Las rodajas de calabacín dan vueltas y vueltas y vueltas por el plato. El brócoli ríe y gira sobre sí mismo. La zanahoria salta a la comba y la calabaza juega a palmitas con la coliflor.
Las verduras se burlan de Aura y ella las mira con la boca abierta.
De repente... ¡Zoom! La mano de su madre aparece a toda velocidad, toma el tenedor de Aura y... ¡Pum! Berenjena... ¡Pum! Brócoli... ¡Pum! Tomate.... ¡Zas! Directas a la boca de Aura.
-¡Mastica!-, dice su madre.
Aura, poniendo cara de asco, mastica y traga. Mastica y traga. Mastica y traga.
Las verduras se han vuelto a quedar quietas. Muy quietas. Como si nunca se hubiesen movido.
Aura no quería comer.
Aura odia la verdura y está segura de que ella tampoco le cae bien a la verdura.
La próxima vez se van a enterar esos vegetales impertinentes.
jajajaja ¡fantástico! lo he pasado muy divertida leyendo esta aventura de Aura, no hay forma de no disfrutar leyendo contigo ¡GENIA! eres una genia xoxo eliz
ResponderEliminarGracias, brujilda :D Este cuento ya tiene sus añitos (como algunos de los que estoy subiendo últimamente) pero es que lo tenía en mi otro blog y decidí traerlo a un lugar más adecuado ;)
EliminarHermoso y original cuento !
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Silvia :)
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