Los monstruos de mi habitación
no dan nadita de miedo.
Son amables, cariñosos,
simpáticos y miedosos.
A la hora de dormir
se reúnen en mi cama,
para que les lea un cuento
de los que dan mucho miedo
que ellos escuchan atentos
y asustados, por supuesto.
Luego se meten bajo mi manta,
se acurrucan muy, muy pegados,
y nos quedamos todod dormidos
soñando con monstruos malos.
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