viernes, 4 de diciembre de 2020

Calendario Adviento

 4 de diciembre







Periquito Petirrojo 




Periquito Petirrojo, era pequeño, gordito y patoso. Con todo tropezaba, con todo se golpeaba. todo se le caía y en cualquier sitio se perdía. Era tan patoso que se liaba con sus propias alas al volar y era tan, pero tan distraído, que había llegado a perderse en su propio árbol.

Periquito Petirrojo era muy bueno, amable y simpático. Todos en el bosque le querían, pero era tan, tan desastre que, al llegar la Navidad, no le dejaban participar en la decoración del bosque y el pobre se pasaba el día aburrido y tristón porque a Periquito le encantaba la Navidad y le encantaba la decoración y le encantaba estar con sus amigos y, claro, si no le dejaban participar, no disfrutaba de ninguna de las tres cosas.

Una Navidad, Periquito Petirrojo, estaba tan, pero tan tan tan aburrido que decidió irse a pasear por el bosque mientras los demás se lo pasaban pipa poniendo guirnaldas, puliendo carámbanos, adornando piñas y todo lo demás. 

Periquito Petirrojo anduvo y anduvo y anduvo, y pasó tanto tiempo andando que se alejó muchísimo de su árbol y de sus amigos. 

Peor aún, había dado tantas vueltas y revueltas que no sabía dónde estaba.

Y aún peor, se estaba haciendo de noche. Y hacía mucho frío.

Periquito Petirrojo estaba muy asustado.

¿Qué era mejor, buscar el camino de vuelta o quedarse quieto a ver si lo encontraban? ¿Y si no se daban cuenta de que no estaba? ¿Y si no les importaba que no estuviera? ¿Y si aparecía un monstruoso monstruo y se lo zampaba?

Con cada cosa que pensaba, Periquito Petirrojo se asustaba más y más. Así, asustado y tembloroso, lo encontró la señora Ardilla Amarilla que volvía a casa cargada con las últimas nueces de la temporada. 

La señora Ardilla, una vez se enteró bien enterada de lo ocurrido, lo llevó a su casa, le hizo un chocolate caliente, le dio unas galletas y luego, cada uno con un farol, pasito a pasito, lo acompañó de vuelta a casa.

No habían llegado aún a su parte del bosque cuando se encontraron con todos los amigos de Periquito Petirrojo que, muy preocupados y asustados, habían salido en su busca.

¡Qué alegría se llevó Periquito Petirrojo al ver a sus amigos! 

¡Qué alegría se llevaron sus amigos al verlo!

¡Qué alegría se llevó la señora Ardilla Amarilla que ya no tendría que andar tanto como se temía y podría volver antes a casa!

¡Qué alegría, qué alboroto, qué de risas y de lloros!

Por supuesto, Periquito Petirrojo tuvo que explicarlo todo.

Sus amigos se sintieron muy tristes al saber que, sin darse cuenta, estaban haciendo daño a su amigo. Se arrepintieron muchísimo y prometieron no volver a hacer lo mismo. 

Por muy torpe y patoso que fuera, Periquito Petirrojo era su amigo.

A partir de entonces Periquito Petirrojo ayudó siempre a decorar el bosque para Navidad, aunque rompiera algún carámbano o perdiera alguna guirnalda. Daba igual, lo importante era estar todos juntos.






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