viernes, 18 de diciembre de 2020

Calendario de Adviento

 

18 de diciembre







El invierno

Pedrín vivía en un lugar donde no existía el invierno y, un día, pensando en esa estación a saber por qué, preguntó a su padre:

-Oye, papá... ¿Cómo es el invierno?

Y su padre se quedó con el café a medio camino. Miró al techo -Pedrín también miró pero no vio nada-, se rascó la cabeza -que es una cosa que hacía cuando pensaba- y, al final, contestó::

—Frío.

—Ah, vale —respondió Pedrín. Y siguió con sus cosas (sus cosas en aquel momento era un juego nuevo de la consola). Sin embargo, siguió dando vueltas al asunto y al rato volvió a preguntar:

—Pero... papá... el frío... ¿qué es?

El papá de Pedrín, que ya había acabado su café, bajó el libro que estaba leyendo y volvió a mirar al techo -Pedrín también miró, pero seguía sin ver nada-, se volvió a rascar la cabeza y, tras un rato de rumiar, respondió:

—Lo contrario del calor.

A Pedrín se le quedó cara de tonto, así que su padre siguió:

—¿Tú sabes lo que sientes cuando tocas un cubito de hielo? Eso es frío.

—Ah, vale —, respondió Pedrín. Y siguió con sus cosas (en aquel momento sus cosas eran las galletas de la merienda).

—Y dime, papá... ¿Cuándo hace frío siempre nieva?


—¿Tú sabes lo que sientes cuando tocas un cubito de hielo? Eso es frío.
—Ah, vale —, respondió Pedrín. Y siguió con sus cosas (en aquel momento sus cosas eran las galletas de la merienda).
—Y dime, papá... ¿Cuándo hace frío siempre nieva?
El papá de Pedrín, por tercera vez, miró al techo. Pedrín no entendía por qué su padre miraba tanto al techo porque él seguía sin ver nada. Su papá volvió a rascarse la cabeza y dijo:
—Humm... creo a veces nieva y otras veces no. A veces llueve. A veces hay niebla. A veces viento. A veces todo a la vez.
—Ah, vale —, dijo Pedrín,, que siguió con sus cosas que, en ese momento, era lavarse los dientes muy bien lavados.
—Oye, papá... ¿Y cómo será eso de ponerse gorro, bufanda, abrigo, guantes y botas? 
El papá de Pedrín, esta vez ni miró al techo ni se rascó la cabeza. Esta vez se rió y contestó:
—Tiene que ser muy incómodo, hijo, pero que muy incómodo. Tenemos suerte de no necesitar llevar tantísima ropa.
—Ah, vale —, dijo Pedrín que siguió con sus cosas que eran, en ese momento, meterse en la cama.
—¿Sabes una cosa, papá?
—¿Qué? —preguntó su padre bostezando.
—Que eso del frío tiene pinta de ser un tostón.








1 comentario:

  1. Un cuento muy simpático. Pero con un padre así, Pedrito no tenía más remedio que preguntar durante todo el día.
    Un abrazo.

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  La brujita fantasmita no da miedo, ni miajita.